Si te piden cocinar un arroz para 70 personas, sólo hay dos opciones: que salgas corriendo del pánico o que lo cocines.
¿De qué depende que suceda una cosa u otra?
De que tengas las nociones básicas acerca de qué hacer y cómo hacerlo.
Decidirás si quieres hacer un arroz seco, meloso o caldoso, y en función de eso lo cocinarás de una forma o de otra.
Decidirás si lo haces con carne, pescado o verdura, y en función de eso usarás unos ingredientes u otros.
Después, te pondrás a cocinar en el orden necesario, añadirás cada ingrediente en el momento adecuado a lo largo del proceso y servirás el arroz.
A los comensales les gustará más, menos o nada, porque sobre gustos no hay nada escrito, pero tú habrás hecho lo que sabes hacer sin estresarte más que por la tensión de que todo salga bien.
Como cualquiera en cualquier situación, vamos.
Pues hablar en público es igual que cocinar.
La mejor manera de reducir el nivel de estrés es conocer los «ingredientes», los «tipos de cocina» y la manera de combinarlo todo.
A partir de ahí, sólo tienes que decidir qué plato vas a ofrecer.
Y aceptar, desde el primer momento, que habrá a quien le encante y habrá a quien le resulte indiferente (como todo en la vida, vamos).
Pero si te plantan en una cocina y te piden un que hagas un arroz para 70 personas cuando nunca has cocinado en tu vida, lo más normal es que salgas corriendo hasta que se te acabe el suelo.
Y, por poco que hayas cocinado en tu vida, seguro que lo has hecho más veces que hablar en público.
Pues imagínate cuando tengas que dirigirte a una audiencia, por pequeña que sea…

